Poesía de Yanier H. Palao
Entre las espinosas cercas
en el interior de los patios de aquellas casas.
Más espinas
cactus sembrados,
plantas que
sólo abren sus flores de noche.
–
Flores blancas que ven el paso del mar,
el desfile de hombres mal alimentados
agobiados de la familia,
cantando en lenguas negras
con redes en sus espaldas
caminando con pantalones ceñidos,
mostrando su virilidad casi animal.
–
Entre las espinosas cercas
en el interior de los patios de aquellas casas
más espinas,
sólo ellas germinan en aquellas tierras.
Así lo ve la niña, con resignación.
El fluir del sudor por la piel todavía joven.
–
El insoportable vaho de las vísceras de los pescados
que se pudren en los caminos.
El cúmulo del odio en estos árboles,
en estas paredes.
Así lo ve la niña.
Parece no haber dormido en casa,
golpea con piedras las duras semillas del hicaco,
golpea para comerse la masa blanca de su interior,
la masa de un sabor indescriptible.
El calor es tanto que sus ojos
ven a los hombres echarse agua a cielo abierto
con los brazos alzados.
Ahora trata de dormir
pero el ruido del estómago
de su madre la impacienta.