Antonio López Fernández

Antonio (Ñico) López Fernández. Joven revolucionario cubano asesinado durante la tiranía de Fulgencio Batista. Miembro del Movimiento 26 de julio y Expedicionario del Granma.

 

Síntesis biográfica

Nació el 2 de octubre de 1932 en el barrio de La Lisa, Marianao, Ciudad de La Habana.
Fue un niño inquieto y generoso. A los 10 años tuvo que dejar la escuela, cursando sólo hasta el tercer grado de la enseñanza primaría, para colaborar con el sostenimiento del hogar.
Realizó múltiples trabajos: venta de billetes de lotería, limpieza de pisos y después laboró con el padre en un camión en el mercado único, consiguió empleo en la tienda El Machetazo, el cual abandonó por inconformidad con el trato que practicaban los dueños con los empleados.

 

Trayectoria revolucionaria

Cuando se fundó el Partido del Pueblo Cubano (ortodoxo), se incorporó a la juventud ortodoxa con apenas 15 años de edad. Realizó ingentes trabajos en las secciones obreras y estudiantiles de la ortodoxia, oponiéndose siempre a los elementos más conservadores que trataban de ocupar el liderazgo de la organización con posterioridad a la muerte de Chibás. Para enfrentarse a ellos creó una fracción dentro del partido que se denominó Los de Abajo. Después del funesto golpe de Estado de 10 de marzo de 1952 participó en el entierro simbólico de la Constitución del 40, organizado por la FEU en la Universidad de La Habana, del 2 al 6 de abril.
El 1 de mayo de 1952 conoció a Fidel Castro en un acto homenaje a Carlos Rodríguez, quien murió víctima de los golpes recibidos por la policía durante una manifestación de protesta en septiembre de 1951.
Fidel le encomendó la impresión y distribución del boletín El Acusador que el líder de la Generación del Centenario redactaba.
Fue jefe de la célula alrededor de la Plaza del Vapor; Calixto García fue su segundo. Participó en la constitución de las células de Artemisa yConsolación del Sur, en Pinar del Río.
El 27 de noviembre de 1952 participó en la peregrinación de La Punta. Estuvo presente en la protesta donde cayó mortalmente herido Rubén Batista Rubio. El 27 de enero de 1953 tomó parte en el Desfile de Las Antorchas junto a Fidel y los 500 jóvenes organizados. El 28 de eneroestuvo también en otra manifestación estudiantil que se enfrentó a la policía.
Durante los preparativos de los ataques a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, Fidel decidió que Raúl Martínez y Ñico fueran al frente de los hombres que atacarían este último.

 

Exilio

Al fallar el ataque al cuartel de Bayamo, Ñico logra escapar de la persecución que desatan los esbirros batistianos contra los revolucionarios y tiene que asilarse en la embajada de Guatemala. Parte para ese país, en el que permanece un año antes de viajar a México.
El 1 de enero de 1955, Fidel, al conocer que Ñico pretendía regresar a Cuba en compañía de Calixto García le orientó realizarlo públicamente y dejarse arrestar, para poner al régimen batistiano en una posición difícil y facilitar la amnistía que ya exigía la población. Fidel también le remitía un grupo de declaraciones públicas que debía envíar con su firma y la de Calixto a los diferentes medios de prensa nacionales[1].
Ñico se prestó a cumplir las orientaciones de Fidel, pero su situación económica en esos momentos – como la de Calixto – era calamitosa: dormía en la escalera de un edificio y llevaba varios días sin comer. Los que podían facilitarte el dinero para regresar a Cuba eran los elementos priístas, con los que no tenían ninguna relación. Pasaron semanas en gestiones infructuosas hasta que llegado marzo la situación se modificó radicalmente con la aprobación de la amnistía para todos los presos políticos.

 

Lucha insurreccional

Al dictarse la amnistía política en marzo de 1955 regresó a Cuba. Después, emprende la tarea de trabajar en la organización del movimiento 26 de julio. El 12 de noviembre de 1955 se consagró a la organización del Movimiento en zonas de las provincias de Oriente comenzando porManzanillo.
De su labor y actitud en aquellos años, expresó su amigo y compañero de lucha Raúl Castro:

“(…) basta recordar cómo lo vimos en una oportunidad con doscientos pesos del Movimiento incipiente en los bolsillos y verlo caminar cuadras y cuadras, por ahorrarle los seis centavos del pasaje al Movimiento; basta recordarlo haciendo esos recorridos con sendos agujeros en sus gastados zapatos cubiertos con un cartón, cosas que sabemos por convivir con él no porque las pregonase; basta recordarlo tomándose un café con leche, como único alimento, en cualquier cafetín habanero, al final de cada jornada, a altas horas de la noche, y teniendo en el bolsillo dinero del Movimiento; basta recordarlo emprendiendo dentro de cualquier reunión una crítica firme y fraterna contra todos los errores y debilidades que los demás pudiésemos cometer; y basta recordarlo irreductible, incorruptible, en la postura que mantuvo hasta el día de su muerte (…)”

Era perseguido por los cuerpos represivos de la tiranía, pero su ejemplo y dirección hacía crecer las acciones de las Brigadas Juveniles; con volantes dieron a conocer la consigna lanzada por Fidel de que: “En 1956 seremos libres o mártires”.
Más tarde partió hacia México para dedicarse al entrenamiento de los combatientes y a los preparativos de la expedición del yate Granma. Es él quien propicia el encuentro de Fidel con Ernesto Guevara.

 

Muerte

Fue uno de los expedicionarios del Granma que desembarcó el 2 de diciembre de 1956 por Los Cayuelos, muy cerca de la playa Las Coloradas.
La dispersión sufrida por los expedicionarios lo llevó hasta Boca del Toro, en la costa de la sureña localidad de Niquero, donde el 7 de diciembrede 1956 a consecuencia de una delación, fueron apresados por el teniente Julio Laurent, quien asesinó cobardemente al joven junto con los también expedicionarios Miguel Cabañas, José Smith, Tomás Royo y Cándido González.