¡Títere fue! II

¡Títere fue! II

El enfrentamiento generacional ha sido uno de los grandes temas que pululan en la historia del teatro cubano como parte de sus preocupaciones a lo largo del tiempo. Hay un recorrido constante de piezas de todos los géneros que utilizan este trampolín para luego pensar otras problemáticas alternas. Las generaciones enfrentadas, como puede comprobarse en la historia de Lila, conspiran siempre desde la osadía del rebelde, desde la necesidad de imponerse para lograr suplantar el estatus retrógrado.

Este hálito demodé que renuente a terminar, se comprueba en las fallas que se escapan de las manos, en las modificaciones que deben hacerse para optimizar el funcionamiento del nuevo espacio productivo. Entiéndase “espacio productivo” por cualquier actividad con una renovación inminente. En el arte, así como en la política, en las sociedades y los mecanismos en los que estas cobran vida, se impone una revitalización constante, un sacrificio de lo viejo, o una reutilización de sus enseñanzas desde una óptica que acompañe las demandas de otro tipo de circunstancia. Esta sustitución ha sido el talón de Aquiles, la llaga de las puestas que promovieran la evolución como parte importante de su historia.

Podemos establecer un patrón relacionado con la temática generacional y su silenciamiento en el arte cubano. Ahora bien, ¿significa que siempre se invisibiliza la necesidad de cambiar? ¿que todas las obras que abordan la diferencia etaria están condenadas? Por supuesto que no; aunque una gran cantidad ha sido borrada del espacio público. Otro de los ejemplos de textos teatrales con una dilatada representación en la escena nacional fue La noche de los asesinos (1965), de José Triana (1931- 2018).

Una de las obras cubanas más representadas en el extranjero que no fuera hasta después de recorrer medio mundo y tener éxito que se montara en Cuba. No es inusual que los autores triunfen en otras geografías que no sean las suyas, sin embargo, otra vez no significa que esté bien. Porque la repetición de una acción no la convierte en acertada. La noche… es un texto excelente que narra el juego de tres hermanos que representan el asesinato de sus padres.

La familia se coloca otra vez como centro de la problemática dramatúrgica, sólo que en esta ocasión no es de manera pasiva, observacional. Los tres hermanos, Cuca, Lalo y Beba, escenifican un peligroso y emocional juego de roles. Las producciones artísticas de los años 60´tenían una gran libertad creativa y fue esta una de las principales épocas donde nuestra calidad cultural del se impuso como ejemplo para muchos países que miraban la isla como ejemplo a seguir, no fue hasta finales de la década cuando la dirección del gobierno y las restricciones tomadas comenzaron a mostrar otras actitudes.

El asesinato de los padres no fue bien visto por las autoridades como un tema digno de ser representado, en principio porque era demasiado brutal para mostrarse a la sociedad recién comenzada. Las piezas artísticas tenían un carácter didáctico y esta obra no correspondía con el presupuesto mencionado. No se apoyaba la socialización del crimen, ni metafórico, que unos niños ensayaran en la sala de su casa. La obra fue estrenada en París con una recepción tremenda y un éxito de público que la acompañó, y la sigue secundando cada vez que se monta.

A pesar de haber sido premio Casa de las Américas del 65, el texto transgredía los ideales que el proyecto revolucionario proponía ante la agenda internacional, así que, aun cuando es una ficción que no incita a experimentar de manera casera su trama, fue silenciado. Pepe Triana es uno los autores más importantes del teatro en Cuba, por lo que siguió escribiendo y publicando, al tiempo que su pieza comenzó la vida fuera de su territorio nacional. Sin embargo, un diálogo como el de Lalo y Cuca, nos demuestra la lucidez de la metáfora teatral.

LALO. Tú no te das cuenta de que lo que yo propongo es simplemente la única solución que tenemos. (Agarra una silla y la agita en el aire.) Esta silla, yo quiero que esté aquí. (De golpe pone la silla en un sitio determinado.) Y no aquí. (De una vez coloca la misma silla en otro lugar.) Porque aquí (velozmente vuelve a instalarla en el primer sitio) me es útil: puedo sentarme mejor y más rápido. Y aquí (sitúa la silla en la segunda posición.) es sólo un capricho, una sonsera y no funciona… (Acomoda la silla en la primera posición.) Papá y mamá no lo consienten. Creen que está fuera de lógica. Se empeñan en que todo permanezca inmóvil, que nada se mueva de su sitio… Y eso es imposible; porque tú, Beba y yo … (En un grito.) Es intolerable. (Persuasivo.) Además se imaginan que digo y hago disparates, lo que ellos estiman disparates, por contradecirlos, por oponerme, por humillarlos…

CUCA. En una casa, los muebles…

LALO. (Enérgico.) Eso es una excusa. ¿Qué vale esta casa, que valen estos muebles, si nosotros simplemente vamos y venimos por ella y entre ellos igual que un cenicero, un florero o un cuchillo flotante? (A Cuca.) ¿Eres tú acaso un florero? ¿Te gustaría descubrir que hasta la fecha eres realmente eso? ¿O que como eso te han estado tratando buena parte de tu vida? ¿Soy yo acaso un cuchillo? Y tú, Beba, ¿Te conformas con ser un cenicero? No, es estúpido. (Con ritmo mecánico.) Ponte aquí. Ponte allá. Haz esto. Haz lo otro. Haz lo de más allá. (Otro tono.) Yo quiero mi vida: estos días, estas horas, estos minutos…, para decir y hacer lo que deseo o siento. Sin embargo, tengo las manos atadas. Tengo los pies atados. Tengo los ojos vendados. Esta casa es mi mundo. Y esta casa se pone vieja, sucia y huele mal. Mamá y papá son los culpables. Me da pena, una profunda pena. Y lo más terrible, no se detienen un segundo a pensar si debiera ser de otro modo. Ni tú tampoco. Y Beba mucho menos… Si Beba juega, es porque no puede hacer otra cosa. (298)

La noche… es una puesta que desintegra el sentir de una familia común para proponer la corrosión que el tiempo, la monotonía y el autoritarismo imprimen a sus miembros. Es una historia que seduce por la actitud que asumen los hermanos, por el debate que ponen sobre la mesa y la decisión, que si bien ficcionales, puede ser un plan a futuro. La sustitución de unos muebles porque no cumplen su función, es sólo uno de los tantos escollos que justifican el acto del final.

Cuando pensamos los límites reales del texto, descubrimos un juego de niños común, si se quiere la recreación estándar del imaginario infanto juvenil; porque es necesario caer en cuenta de que esta reflexión surge cuando hay conciencia de los deberes de los padres como individuos con autoridad, y justo por su incumplimiento es que planifican el asesinato.

La obra trasciende, además, por la estructura que la compone. La finalidad del texto es retratar un fragmento del juego que se completa cuando todos han ocupado el lugar del asesino. De ahí que su representación en escena proponga una serie de referentes que se antojan ya conocidos por los protagonistas. La profundidad psicológica de los personajes es también un elemento a tener en cuenta cuando valoramos la creación teatral. Estos chicos sufren el acto de violencia, no es algo que decidan fríamente, sino la solución al problema de la incapacidad de la crianza.

La Revolución no puede permitir la existencia de una familia disfuncional, donde sus hijos toman la justicia por su mano y deciden independizarse, mejorar el funcionamiento de una casa que se apoya en decisiones arbitrarias. La obra de Triana comprende desde su posición el camino ante las generaciones ancladas en el tiempo. El enfrentamiento emancipatorio no es un lugar simbólico que promueve el desamor, sino la acción comprometida ante los hijos, su crianza y la participación en las acciones que los afectan.

 

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Esta investigación se divide en tres partes. Leer la tercera aquí

Diego Alonso

Licenciado en Letras por la Universidad de La Habana. Cronista de su tiempo y amante del teatro y las películas de Almodóvar. Ha participado en varios Congresos internacionales con trabajos sobre teatro cubano contemporáneo, ejerciendo la crítica desde varias plataformas digitales. Actualmente cursa una Maestría en Artes Escénicas en Argentina.