Lo más precioso que guarda la Revolución cubana es su imagen internacional. No hay mayor logro (por mucho que apelen a la salud y a la educación) del que ellos se puedan sentir más orgullosos. Esa imagen ha sido cultivada con esmero: exportando médicos (que en el camino se vuelven misioneros políticos del régimen); estableciendo embajadas alrededor del mundo; dando refugio a los que ellos consideran “activistas de izquierda”; difamando a sus detractores internos y externos; infiltrando agentes de la seguridad del estado en cuanta organización, grupo, país, lo demande. Y un punto aparte es el del control de la información que sale del país. Por mucho tiempo este control logró mantener a la población cubana desinformada, dividida, temerosa. Y la opinión internacional solo conocía relatos fragmentados de lo que sucedía en la isla.
En la actualidad (y cuando digo esto una sonrisa malévola llega a mis labios) el adelanto tecnológico y el acceso (aunque no masivo) a esos medios de información, ha contribuido a la paulatina deconstrucción de esa imagen.
La puesta en vigor de leyes que afectan los derechos humanos y la libertad de expresión no es algo atípico. Esta proyección se encuentra en la base misma del sistema político cubano. Sin embargo, la visibilidad internacional de dichas leyes, a través de acciones socioculturales, si puede considerarse algo novedoso dentro del escenario cotidiano. Energía que impulsan activistas, artistas, periodistas y opositores y que ha afectado de manera negativa a su bien querida imagen pública.
Con la redacción del Decreto 349 y ahora más recientemente del Decreto Ley 370, el gobierno se ha tenido que enfrentar con una reacción de oposición masiva. La publicación de comunicados conjuntos, la entrega de peticiones legales para la derogación de ambos, así como acciones artísticas de protesta, han formado parte de amplias campañas que dejan al descubierto de forma más evidente el lado represivo y totalitario del gobierno de la isla.
El challenge #YoNoPagoLa370 #Noala370 realizado en las redes sociales aglutinó a diversas figuras reconocidas públicamente como el Gran Maestro de ajedrez, Lázaro Bruzón, pero también a periodistas, artistas, comisarios, productores y teóricos.
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José Raúl Gallego (Periodista) -
Joe Suárez (periodista) -
María Matienzo (periodista) -
Jimmy Ramírez e Isbel Díaz (activistas LGBTIQ+)
Entre las contravenciones más problemáticas del Decreto Ley 370 se haya el inciso F del artículo 68 que impide hospedar un sitio en servidores ubicados en un país extranjero, que no sea como espejo o réplica del sitio principal en servidores ubicados en territorio nacional.
Y también el inciso i que prohíbe difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas.