Mercenario, antisocial, lumpen: el idioma del acoso

Mercenario, antisocial, lumpen: el idioma del acoso

En 2016 la institución oficial cubana para la que trabajaba, la revista Revolución y Cultura, me tildó de “exhibicionista” y me expulsó del centro.

Esta acusación la hacía el subdirector de la revista, escritor y colega hasta ese momento, y ocurrió en medio de un juicio laboral, en el tribunal Municipal de La Habana Vieja.

Sobre la difamación, la escritora cubana Martica Minipunto recientemente ha compartido que “es una de las estratagemas de la procacidad operante en los medios de difusión masiva y las redes sociales; una política de la enemistad”.

Por otro lado, el historiador exiliado Enrique del Rico en una ponencia del 2019 ha comentado y cito, que “la Historia como tal no está compuesta de hechos sino de palabras. Compuesta por un lenguaje que refleja otra guerra, la guerra de insultos, invectivas, descalificaciones que precede y acompaña a las acciones físicas. Una guerra en la que no ganan necesariamente la inteligencia y la racionalidad sino la repetición y el volumen”. Fin de la cita.

El acoso lingüístico ha sido pues el más importante de los mantras de la política revolucionaria cubana. Pongamos por ejemplo un apelativo que seguro han escuchado asociado a la oposición de la isla, el de GUSANO.

Según Enrisco, “el primer discurso donde Fidel Castro menciona la palabra ´gusano´ corresponde al del día 2 de enero de 1961. Allí la repite 23 veces. (…) Con tal epíteto no se buscaba únicamente significar la ´esencia corrupta y servil´ de los así llamados ´gusanos´ sino también justificar su exterminio”

Otros calificativos similares han sido los de:

Mercenario, antisocial, lumpen, microfracción, de actitud elvispleriana, grupúsculo, gusanera, lacra social, bandidos del Escambray, banda contrarrevolucionaria, servidor del imperialismo, escoria, Garrapatilla, Anexionista, Vago, agente del Imperio, Especulador, Malnacido por error en Cuba, Imperialista, pagado por la CIA, ex-cubanos, traidores y más recientemente han puesto de moda, el de TERRORISTA.

Esta introducción con nomenclaturas era importante para entender la naturaleza de un proyecto como el Museo de la Disidencia en Cuba, una plataforma de la que comparto autoría con el artista Luis Manuel Otero Alcántara, y por la que me expulsaron de la ya citada revista oficial.

Según el Diccionario de la Lengua Española el vocablo “disidir” significa «separarse de la común doctrinacreencia o conducta» y “disidencia” Acción y efecto de disidir» o «f. Grave desacuerdo de opiniones». Partiendo de estos conceptos, que no describen una diferenciación o brecha entre sus practicantes por algún tipo de connotación teórica, el Museo es un proyecto que se acerca a la historia de Cuba asumiendo la disidencia como una marca que afecta a todos los relatos. Desde esta noción queríamos re-contextualizar el concepto de ‘disidencia’ afirmando la necesidad actual de diversidad política en la isla.

La identidad visual que maneja el museo se apoya en símbolos reconocidos ampliamente dentro del imaginario cubano, el indio Hatuey, quien fue quemado en la hoguera por enfrentarse a los colonizadores; José Martí, el apóstol nacional, muerto en combate frente al Ejército español; Fidel Castro, en su etapa juvenil, en la década de los 50, y quizás el menos conocido dentro de la isla, el opositor contemporáneo Oswaldo Payá, quien murió en un supuesto accidente de auto en 2011.

Además de construir un archivo digital donde estuviesen incorporados todos aquellos gestos y personajes disidentes; el Museo deseaba naturalizar el uso de la palabra en sí misma, resemantizarla, despojarla de sus estigmas, y devolverla a la sociedad civil, ya empoderada.

Si colocábamos a Fidel Castro junto a los opositores contemporáneos, el manto de la disidencia los ponía en una posición de horizontalidad a todos y por ende, de legitimación.

Hasta donde nos han permitido, el museo ha funcionado como una plataforma dinámica que se despliega online –con archivos de consulta, salas transitorias, blog, etc.- pero también se ha proyectado en contextos reales ofreciendo espacios de diálogos y de creación artística.

Desde allí hemos logrado realizar eventos como la #00Bienal de La Habana en 2018, un gesto político que reaccionaba a la arbitraria suspensión por el Ministerio de Cultura de la Bienal oficial.

En esa ocasión logramos aglutinar a más de 170 artistas entre nacionales y extranjeros, la mayoría de ellos llamados por el gobierno como “intrusos”, “confundidos”, “no-artistas”, o “personas inescrupulosas”.

Paso por encima de la campaña contra el Decreto 349 gestada también desde el Museo y llego a través de arrestos arbitrarios, de la implementación del Decreto Ley 370, de amenazas y exilios forzados a noviembre de 2020.

Artistas y activistas son sitiados por la policía política dentro de la sede del Museo en el barrio capitalino de San Isidro, con la intención de frenar sus protestas ante la condena de 8 meses de cárcel al joven rapero Denis Solís.

Se les prohíbe salir a la vez que se les corta la entrada de suministros, por lo que 9 de los 14 allí presentes se declaran en huelga de hambre, 3 de ellos en huelga de hambre y de sed.

Colocados en la prensa nacional como la FARSA DE SAN ISIDRO, el gobierno los desalojó de forma violenta al sexto día la protesta.

Al día siguiente más de 300 artistas se plantaron frente al ministerio de Cultura en una muestra de solidaridad sin precedentes.

No obstante el gobierno ha continuado con su campaña difamatoria. Ahora, los jóvenes del 27 de noviembre, son tratados como artistas no verdaderos y malintencionados.

El Museo de la Disidencia, formando parte de una larga historia de resistencia y activismo cultural dentro de la isla, ha tratado de sobrevivir dentro del aparato racista, clasista y totalitaria del gobierno cubano.

Me gustaría concluir con otro comentario de Enrisco pronunciado en la ponencia “Historia de las falsificaciones contada por sus palabras” con la que he estado conversando durante todo este texto. Este dice:

Uno de los casos en los que la lengua del castrismo ha mostrado su eficacia es en nombrar a sus enemigos. En su intento de negarles agencia, dignidad, voluntad propia y, llegado el caso, hasta su propia humanidad”.

 

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Texto leído por Yanelys Nuñez durante el evento “Vuelta Vacío (II)”, el 29 de diciembre de 2020 en el espacio Nadie Nunca Nada No, Madrid, España. Organizado por el artista Lorenzo García Andrade LLamas.

En “Vuelta al Vacío II” intervinieron: Javier Pérez Iglesias, Tomanas (Selina, Elena, Selina), Laura Ramírez, Maral Kekejian, Andrea González, Lara Brown, Sam Fuentes + Luis Lecea, Yanelys Nuñez, jg oteiza + paula p-r, Enrico Wey, Kike García, y María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca. Estando de otras formas también participan Mariana (Hilando), Ferdi Bene, Julio Linares, y Jorge Mirón.

créditos de las imágenes usadas en este post: Jorge Mirón.